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Respiré, apretando los dientes, así con las dos manos la palanca de arranque, y partí con un crujido. El laboratorio se volvió brumoso y luego oscuro. La señora Watchers, mi ama de llaves, apareció y fue, al parecer sin verme, hacia la puerta del jardín. Supongo que necesitó un minuto o así para cruzar ese espacio, pero me pareció que iba disparada a través de la habitación como un cohete. Empujé la palanca hasta su posición extrema. La noche llegó como se apaga una lámpara, y en otro momento vino la mañana.
H. G. Wells "La máquina del tiempo"
2 comentarios:
Qué bonito principio!
El fin es seguir, siguiendo.
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