martes, 25 de septiembre de 2012

Cinderella (parte I)




































 Documentos e inspiraciones, fotos de los estudios de Claudia y Michele, proceso impresión


No es nada fácil viajar hasta un lugar tan visitado por generaciones y generaciones de niños como es la escena inicial de un cuento de hadas de los más populares,  como La Cenicienta. Una niña a los pies del lecho de muerte de su madre amada quien le susurra sus últimas palabras. Y tras la dramática escena, empezar a caminar junto a esta pobre niña y recorrer cada uno de los pasajes que formarán el camino de su vida. Pero en nuestra mochila llevamos cada una de las imágenes que ya conocemos de esta historia, distorsionadas algunas, por el cine y la tv. Este equipaje nos pesa, pero debemos realizar este largo recorrido y observar en primera persona cada una de esas escenas. Trasmitir esta experiencia generará incredulidad en algunos oyentes pero evocará  imágenes imborrables en otras.

Este ha sido el ejercicio que nos planteamos Claudia, Michele y yo hace aproximadamente año y medio cuando nos conocimos de la mano de Javier Zabala en un rincón de una cafetería en la Feria de Bolonia. Ponernos a cavar como arqueólogos e ir sacando, imágenes, textos, versiones, recreaciones y algunas aberraciones...hasta dar con la arista que descubriría la nuestra propia. En la travesía nos encontramos a una genial arqueóloga que nos abrió caminos brindándonos sus investigaciones, su nombre Teresa Duran.


Aquí la crónica de Claudia y Michele acerca de este maravilloso viaje:


No hay hada madrina, ni campanadas de medianoche, ninguna calabaza se convierte en carroza ni hay zapatos de cristal en la mano del príncipe: la versión de los Grimm nos cuenta una Cenicienta austera y sobria. Una historia ilustrada sin redundancia, a través de las imágenes que caracterizan la simbología de los cuentos populares de Jacob y Wilhelm Grimm.
Una secuencia narrativa que se convierte en una ayuda a la oralidad y pide al lector que la complete y la renueve, como en la mejor tradición oral.

Comenzamos el proyecto de un libro sin texto de la historia de Cenicienta, estudiando el análisis de Bettelheim acerca de los cuentos de hadas. Este ensayo, junto con el redescubriminto de la historia contada por Jacob y Wilhelm Grimm, nos ha permitido conocer un punto de vista sobre el papel de la transmisión, intercambio e interpretación oral de los cuentos.

Decidimos crear La Cenicienta como un compendio de imágenes para su narración oral. Sin embargo, la limitación más importante en este proyecto, no era  la narración que tendríamos que hacer a través del uso exclusivo de imágenes, sino el resumen de todo el cuento en poco más de diez escenas. Así que, como resultado de un diálogo constante, y la comparación entre la Cenicienta de los hermanos Grimm y las diferentes versiones del mismo cuento de hadas, se optó por hacer hincapié en la narración únicamente de las partes que caracterizasen el cuento de los hermanos Grimm y que no estaban presentes en la otras versiones, entre ellas la de Perrault y Basile. La estructura de la historia está desprovista de las famosas escenas de la Cenicienta a las que hemos estado acostumbrados desde la infancia: ni hada, ni zapato de cristal, ni campanadas a medianoche, ...

Este esfuerzo de desorientación se hace para "jugar" con la oralidad, dando al lector la libertad para completar la historia, para perderse en ella, reinterpretarla o inventar un nueva. La narración se presenta de este modo como una base de la que extraer un número infinito de posibles alternativas y reelaboraciones, como en la tradición oral más antigua. Desde un punto de vista técnico, las ilustraciones han sido objeto de numerosos cambios de manos y continuas revisiones. Hemos llevado a cabo un trabajo a cuatro manos equilibrado y medido, que ha mezclado la técnica tradicional del collage, la serigrafía y el uso de sellos de caucho de fabricación propia.

Las letras que componen el título del libro "Cinderella" son el resultado de una curiosa histoiria. Descubrimos casi por casualidad que Jacob y Wilhelm Grimm vivieron en "Hanau" Alemania y fueron vecinos de Johann Christian Bauer, fundador de la fundición tipográfica Bauer y diseñador de los caracteres de la famosa fuente Blackletter Fette Fraktur. Así que elegimos para la construcción de las letras de carácter gótico, el método introducido por el impresor e inventor Friedrich Soennecken basado un sistema de piezas en cuartos de círculo y líneas rectas que usaba para enseñar la construcción del alfabeto romano a los niños en las escuelas alemanas del siglo XIX.

Claudia Polizzi y  Michele Galluzzo


Cinderella                                                           

3 comentarios:

Lola-Oficio dijo...

Qué bonito, Juanjo. Enhorabuena a los tres!!!!

milimbo dijo...

Qué bien Lola, que te guste. Tengo ganas de enseñártelo. Hemos utilizado un papel mate poroso muy bueno y me gusta como ha quedado la tinta.

Muchas gracias!

El Rubencio Ilustración dijo...

Impressionant! :)