lunes, 4 de enero de 2010
Otros mundos
Me eché sobre la hierba, que era muy corta y suave, y dormí
tan profundamente como no recuerdo haberlo hecho en mi vida,
durante más de nueve horas, según calculé, pues amanecía
cuando desperté. Fui a levantarme, pero no pude moverme:
tendido como estaba de espaldas, descubrí que tenía los brazos
y las piernas firmemente sujetos al suelo por ambos lados, y el pelo,
largo y espeso, atado de la misma manera. Además sentí unas
tenues ligaduras de lado a lado del cuerpo desde los sobacos
hasta los muslos. Lo único que podía hacer era mirar hacia arriba;
el sol comenzaba a calentar y la luz me hería la vista. Podía oír
un ruido confuso a mi alrededor, pero en la postura en que
estaba no podía ver otra cosa que el cielo. A poco sentí que
algo se movía sobre mi pierna izquierda y que, avanzando
blandamente sobre mi pecho, me llegaba hasta cerca de
la barbilla; dirigiendo los ojos hacia abajo cuanto pude,
observé que se trataba de un ser humano de menos de
quince centimetros...
Los viajes de Gulliver. Jonathan Swift
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4 comentarios:
Mientras te comento estoy escuchando la disertación de un ser inferior en todos los aspectos... No es la primera vez que, si te quedas dormido en el lugar menos apropiado, una horda de seres pequeños te pueden tener maniatado sin darte apenas cuenta.
Personalmente prefiero luchar con gigantes.
Otra cosa no, pero a los gigantes se les ve venir.
De cualquier forma, como dijo el Titi: LIBÉRATE
"Me siento extraño en este mundo".
Según palabras del protagonista.
Aunque podía ser también un título de una canción como la del artista que mencionas, Peter.
La asociación de Liliputienses ilustrados le felicitan por tan bonita interpretación de Don Lemuel.
A sus pies señor Liliputiense.
Nada mejor que pegar el oído a nivel del suelo y escucharle hablar sobre el establecimiento de sus leyes y costumbres.
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