jueves, 12 de junio de 2014

Jugando a hacer libros (I)



















 ¿Para qué sirve un libro?

Para hacer un camino, una puerta o un puente, para guardar secretos, para escribir mensajes... pero sobretodo para leerlos de muchas maneras. También podemos jugar a hacer nuestros propios libros. Transformando un viejo libro, cortando y pegando nuevos elementos entre sus páginas, podemos también plegar de múltiples maneras un papel hasta transformarlo en un libro y utilizar sus páginas como si se tratáse del camino o recorrido de una historia, o crear un libro abriendo ventanas para pasar entre sus páginas, etc.

Esto es lo que les propusimos a un grupo de chicos y chicas de entre 13 y 14 años de la Escuela Jean Bullant en las proximidades de Paris. Hacer un libro con el que después pudieramos jugar a contar su historia. Como condición utilizaríamos únicamente imágenes. De este modo las páginas serán como el escenario de un juego de mesa, en el que tendremos que diseñar cada una de sus escenas y personajes. Para que otros luego puedan jugar a leer nuestra historia. Para ello decidimos partir de un cuento de la tradición oral conocido por todos.

Empezamos contando el cuento y hablando de cada uno de los elementos y pasajes, antes de seguir con las imágenes y representarlas de manera simple y sintética. De modo que las tendremos que crear con la entidad de icónos o señales, para ser leídas y reconocidas por los demás.

 La síntesis a la hora de crear las imágenes hará que lleguemos a soluciones simples a la hora de preparar el formato, el plegado del libro y el diseño de las escenas. El formato se convertirá en el propio recorrido o tablero donde ocurrirá la acción y por donde se moverán los personajes. Para ello decidimos recortarlos con papel o cartón e ir situándolos por cada una de las escenas. De este modo íbamos a ir descubriendo puertas, bosques y lugares secretos entre las páginas. Trabajar de este modo permitía probar y escenificar en todo momento la historia y los personajes. Los chicos estuvieron probando y descubriendo soluciones por ellos mismos, utilizando tijeras, cutter y cola. El toque final, sería la encuadernación y la composición del título y nombre de la editorial, para ello utilizamos una pequeña imprenta. Ahora ya estaba listo para jugar y contarlo a los demás.

Quizás un día descubran que hay artistas a los que les ha interesado y les sigue interesando el libro como medio de expresión. Tristan Tzara, El Lissizky, Moholy-Nagy, Francisco Pino, Joan Brossa, el movimiento Fluxus, etc. jugaron y experientaron con los libros. Por el momento les ha bastado descubrir por ellos mismos que pueden experimentar y jugar a hacer sus propios libros. ¡Sigamos jugando!

Las imágenes corresponden al taller "Playing to make books" en el Collège Jean Bullant (Ecouen, Francia) y el taller "Me siento libro" en la Escuela de Diseño de Albacete. Muchas gracias por su ayuda y coordinación a Mathilde Jamin y a Manuela Martínez.